Noviembre de 2019. Ya cumplía un mes en la calle asistiendo a las comisarías durante la noche para ayudar a detenidas y detenidos en las protestas, para exigir que se respetaran sus derechos como personas por parte de Carabineros, y vivíamos la parte mas intensa del asedio del Estado, con mutilados diarios, muertos y una prensa que invisibilizaba lo que realmente ocurría en la calle. Por mi parte, cumplía labores como voluntario en la Defensoría Jurídica de la Universidad de Chile y en el Colectivo de Difusión Jurídica, en este ultimo particularmente educando a personas que no supieran sobre derecho a como actuar frente a la policía, a cuales son los pasos en una detención, a mantener la calma durante el tramite que significa, etc.; cuando recibí, de parte de Carolina Flores -nuestra líder- la invitación a participar de una transmisión en vivo de la organización ciclista “Pedalea por la calle”, particularmente sobre la importancia de lo que estábamos viviendo como país; ya que solo habían pasado algunos días desde que era noticia este acuerdo al que llegaron los políticos con representación parlamentaria denominado “Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución”, que a nadie dejaba conforme, pero que nunca habíamos vivido en nuestra historia. Difícil tema, pues ninguno de quienes estuvimos ese día en casa de Caro estábamos de acuerdo con lo que hacían los políticos, tampoco con ellos, pero todos comprendíamos lo importante que era entender qué estaba pasando, y qué consecuencias iba a traer este acuerdo tan importante para el país.
Sin embargo, entendimos la importancia de poner a disposición de la comunidad los conocimientos que fueran necesarios para entender lo que significaba lo que estábamos viviendo, y sin querer nos volvimos protagonistas, y con ello, asumimos el compromiso político con la refundación de Chile, comunicando en palabras simples lo que significaba cambiar la constitución, reformar lo que fuera necesario reformar, informar sobre los derechos que tienen los detenidos en la calle, la necesidad de no resistirse al arresto… en definitiva, fue en esa transmisión del colectivo “Pedalea por la calle” donde entré al mundo del biciactivismo con un objetivo claro, hacer divulgación jurídica, algo parecido a lo que hacen los científicos pero en el área del derecho, a interpretar las noticias que ocurrían por todas partes, a proponernos como un medio para difundir la resistencia, para hacer consciencia, para sobrevivir a esta crisis y aprender de ella.
Durante esa transmisión, tenía por objetivo responder las preguntas que tenían los panelistas, y mientras tomábamos una cerveza, iba cada quien agregando su opinión, desahogando su propia rabia frente a lo que vivíamos: detenciones ilegales, torturas, muertos, personas cegadas… todas cosas que nos habían contado que habían ocurrido en un pasado reciente, pero que algunos de nosotros no habíamos vivido en primera persona, y que en ese momento estábamos asumiendo el compromiso de elegir bando públicamente, pues los compatriotas tenían que entender lo que estaba pasando, tenían que informarse por medios alternativos ya que los tradicionales pactaron silencio cómplice, no ayudaron a difundir lo que pasaba; por lo que, guardando la rabia, con mucho pudor pero con todas las ganas de ayudar, traté de separar los temas por importancia, interpretar las reacciones, traducir temas legales complejos, y todo eso mientras vivíamos el primer mes de Estallido social, que tenía a todas las ciudades de Chile y a sus habitantes bajo el fuego de barricadas, de protestas autoconvocadas, de liberación de una rabia colectiva acumulada por años de abuso y de mentiras políticas pero también de descubrimiento, de despertar, de re-conocer a los vecinos dele piso, del barrio, reconocer sus miedos, sus ganas de cambiar todo lo que fuera necesario cambiar y la fuerza de la iniciativa para seguir en la calle, incluso con el miedo de ser alcanzado por una bala perdida… Y nos reconocimos en este proceso, de donde fui felizmente invitado a formar parte de la comunidad en la que me inserto hasta el día de hoy, pese a todas las dificultades que enfrentamos, cada uno, cada familia, cada ciudadana y ciudadano.
Ahí, para mí, nació la iniciativa Ciclo Lumpen, por varias razones: Por una parte, con los panelistas presentes tuvimos “amor a primera transmisión”, y pudimos desarrollar una conversación muy amena, interesante; ése día también inicié mi camino como biciactivista, y con él, comencé a formar parte de una red de personas increíble, variopinto, entre quienes -para todos por igual, cada quien con su motivación- vivían y convivían con la bicicleta como el vehículo familiar, haciendo lo que hace cualquier persona (al desplazarse) con una naturalidad novedosa; incluso regalando bicicletas, yendo a la Vega a hacer compras para todos quienes forman parte de esta comunidad; todas cosas que hoy, en Febrero del año 2021, a un año y meses de iniciado este proyecto, miro con felicidad y profundo agradecimiento pues, en el momento en el que Chile despertaba, yo comenzaba a formar parte de una red de activistas en bicicleta, desde donde -en abril de 2020-, hicimos nuestra primera transmisión estable, permanente, difundiendo el derecho, comentando el acontecer nacional e internacional, aprendiendo sobre mecánica de bicis, pero -lo mas importante- haciendo comunidad en torno a un lenguaje claro, y basado en el respeto y en la dignidad que nos merecemos por ser personas.
Hoy, miro hacia atrás y agradezco haber tenido la oportunidad de haber conocido a esta red de personas, en la que me siento uno más por la maravillosa acogida que me dieron, que me hayan prestado una bicicleta para que ya dejara de ser un ciclista “teórico” y pasara a reconocer la calle desde 2 ruedas, y así formar parte de la banda, del “Lumpen en bicicleta” que señaló en su oportunidad uno de los delincuentes responsables de las muertes y las torturas que hemos recibido como pueblo… de la red comunitaria que es y que buscamos que sea Ciclo Lumpen, ojalá por muchos, muchos años.